Todos los años en verano, en el hemisferio norte, puede observarse uno de los fenómenos meteorológicos más conmovedores y espectaculares que el cielo nos regala: La lluvia de las Perseidas.
Los amantes de pedir deseos a las estrellas fugaces, pueden darse un buen homenaje la mágica noche de Agosto, cuando estas estrellas se ven más brillantes en el cielo. Aunque desde mediados de Julio más de un despistado se encontrará con estrellas fugaces atravesando el horizonte, será durante los días 10, 11, 12 y 13 de Agosto cuando cientos de personas se retiran a lugares altos y alejados de luces artificiales, para contemplar el polvo cósmico de los fragmentos desprendidos desde el cometa Swift-Tuttle, que entra en la atmósfera a una velocidad de 59 km por segundo y que hace que se vean tan brillantes y hermosas.
La magia y leyenda de las Perseidas
También conocidas como las Lágrimas de San Lorenzo, ya que el 10 de Agosto se celebra el día del martirio del Santo y se dice que, como lloró durante su martirio esas estrellas se pusieron en su honor. Cualquiera lloraría con lo que le hicieron los romanos, pero esa es otra historia. Nos gusta más la leyenda que habla del origen del Héroe Perseo, en cuya constelación ocurre este fenómeno meteorológico y por la que se les conoce con el nombre de las Perseidas.
Como hemos visto en numerosas ocasiones Júpiter o Zeus era un Dios bastante enamoradizo y seductor. Tan enamoradizo y seductor era que cuando ponía sus ojos en alguna mortal, ninfa o diosa era capaz de lo que fuera por llevársela a la cama.
Pues resulta que al padre de Dánae, un rey llamado Tricio, le había advertido un oráculo que su nieto lo asesinaría, por lo que ni corto ni perezoso encerró a su hermosa hija Dánae, que estaba en edad de procrear, en un calabozo con puertas de bronce y rodeado de perros salvajes (como si esto fuera problema para Zeus).
Al Dios solo le quedó convertirse en una lluvia dorada (las Perseidas) que cayó sobre Dánae embarazándola del futuro héroe Perseo.
Perseo estuvo destinado a vivir muchas aventuras, fue el famoso héroe que montó al caballo alado Pegaso y rescató a la bella Andrómeda de un monstruo marino. Pero su aventura más célebre tiene que ver con Medusa. Ayudado por unos objetos mágicos que le entregaron los dioses y las ninfas (un zurrón para poder contener la cabeza de Medusa, el casco del Dios Hades que le permitiría hacerse invisible, unas sandalias aladas y la hoz de Hermes para volar y poder cortarle la cabeza al monstruo, y además, un escudo brillante como un espejo, que le permitía mirar a la terrible Gorgona Medusa sin confrontarla directamente (ya que si la mirabas a los ojos te convertías automáticamente en piedra), Perseo se dirigió en busca de esta Gorgona y le dio muerte guardando su cabeza en el zurrón.
Lo que significa el mito de Perseo en Astrología
El mito de Perseo ha sido relacionado por muchos astrólogos con la necesidad de confrontar nuestra naturaleza más oscura y se asocia a la casa ocho, la casa de Escorpio. Y es que, aunque Perseo no pueda mirar su propia naturaleza oscura de frente porque quedaría inhabilitado para la acción (paralizado como la piedra), sí que puede lograr con la ayuda de los dioses (Hades, el conocimiento de la muerte; Atenea, la razón; y Hermes, la inteligencia y capacidad de discriminar) y las herramientas psicológicas que le proveen (representadas por los objetos mágicos) vencer a la terrible Medusa, usando además, posteriormente, su cabeza para vencer a los enemigos que se encuentra en el camino.
Las Perseidas eran para la cultura griega indicadoras del nacimiento de un semidiós y posteriormente fueron consideradas portadoras del nacimiento de líderes o situaciones.
Basándonos en el mito de Perseo la lluvia de estrellas de Agosto será un buen momento para reflexionar y cambiar todas esas cosas internas (miedos, inseguridades, dolores) que te limitan (te paralizan como la mirada de la Gorgona) y no te permiten avanzar usando las armas “psicológicas” que te entregan los dioses, es decir, la inteligencia, la conciencia de la finitud y el valor de cumplir con tu destino como hizo el guerrero Perseo.