Tener relaciones a escondidas puede resultar atractivo y estimulante, incluso adictivo.
Pero detrás de ese subidón de adrenalina por ocultar una relación, hay varios problemas importantes que deberías conocer.
¿Qué puede salir mal? ¿Qué va a salir mal? Cuidado con esto.
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Las relaciones a escondidas aumentan la desconfianza
Aunque al principio todo es muy bonito y excitante, lo más probable es que surja la desconfianza en la “relación secreta”.
Es lo de siempre. “Si ha hecho esto con su pareja, ¿hará lo mismo conmigo?” Tu compañero de aventuras es probable que sienta desconfianza contigo.
Y no solo eso. La desconfianza también aparecerá en tu entorno (familia, amigos, trabajo, estudios…) si la relación a escondidas sale a la luz.
Pueden dañarte física y emocionalmente
Mantener una relación a escondidas puede llegar a ser agotador.
Con frecuencia, las personas que se ven inmersas en triángulos amorosos pueden sentir que tienen que mantener una careta durante las 24 horas del día.
Además, las relaciones ocultas suponen una tensión adicional en otros aspectos de la vida, como el trabajo y los estudios.
Ese estrés constante suele pasar factura tanto a nivel físico como mental.
Las relaciones a escondidas generan confusión
Los sentimientos van y vienen, como las olas del mar.
Es natural, porque si lo tuvieras 100% claro habrías tomado una decisión, pero siempre hay un motivo (o varios) que te hacen dudar y preguntarte mil veces sobre la relación a escondidas:
- ¿Le quiero o es solo sexo?
- ¿Qué pensaría mi familia si…?
- ¿Cómo sería mi futuro con él?
Y a todo esto hay que añadir que la otra parte, ese hombre o mujer que mantiene una relación a escondidas contigo, también tendrá sus propias dudas y dilemas.
En el fondo, te puedes estar engañando a ti mismo
Piénsalo, aquí no estamos hablando de mantener relaciones monógamas, sino de ser honesto con otros y, sobre todo, contigo mismo.
Cuando mantienes relaciones a escondidas fallas a una tercera persona, pero en lo más profundo, el mensaje que te estás enviando a ti mismo tampoco es positivo:“No soy de fiar”.
¿Cómo solucionar esta situación?
Pero aquí la cuestión no es castigarse a uno mismo. La idea es poner solución. Mantener relaciones a escondidas es simplemente agotador. Física y mentalmente. Suele pasar factura.
Evitar dejarse llevar por ese torrente de sensaciones suele ser una decisión lógica y acertada. Pregúntate:
- ¿Qué es lo que te falta en tu relación actual?
- ¿Crees que “el otro” te dará todo lo que necesitas?
- ¿Tu entorno te condiciona?
No se trata de quedarte con lo conocido sino de tomar una decisión que te haga bien a ti. Reflexionar y decidir es importante.
Cómo hemos visto, las relaciones a escondidas pasan factura. Son estimulantes pero a la vez agotadoras. Pueden provocar conflictos y tensiones cuando están en marcha, y siempre los provocan cuando salen a la luz.
En definitiva, las relaciones ocultas son difíciles de mantener y a menudo pueden causar más daño que beneficio.