Ahora que estás lejos, mi querido Sagitario, voy a aprovechar para decirte todo lo que tanto me cuesta decirte cuando te tengo al lado.
Empezaré diciéndote que nunca he conocido a alguien a quien le guste tanto estar lejos cuando está cerca y estar pensando en algo muy distinto a lo que tiene enfrente.
Por eso estoy seguro, que ahora que estás a kilómetros de mí, es más probable que me prestes atención que cuando te hablo de forma más íntima.
Y es que tienes esa manía (o la cualidad, aún no lo sé) de siempre querer estar muy lejos de donde estás, y pensando en lo próximo que vas a hacer sin haber concluido lo que ya tienes en marcha.
Eso debe ser por ese arquero que te hace querer siempre ir más lejos, o será por esas patas de caballo tan características de los centauros, que es tan difícil captar tu atención, a menos que me encuentre como hoy, a muchos kilómetros de distancia.
Sagitario, quiero que sepas
Sé que esta es mi oportunidad para decirte (y que me respondas) todo lo que me gusta de ti.
Y, aunque esto pueda parecerte una crítica, es esa cualidad tan tuya aventurera, inquieta y vital la que te hace ser alguien tan excepcional.
Siempre buscas más y ves el mundo como un sitio inmenso y lleno de mil posibilidades. Y estoy seguro que es la causa de esa “buena suerte” que te caracteriza siempre y que te hace mantener ese buen humor constante y esa mirada de niño travieso que tanto me gusta.
Otra cosa que no puedo dejar de señalar cuando quiero enumerar tus virtudes, es tu infinita generosidad con la vida y con las personas, ya que nunca he conocido a alguien que sea incluso hasta exagerado en su generosidad como tú y al que le guste tanto darle a los demás.
Será porque no le temes ni a la vida, ni a la gente y pareces saber intuitivamente que, mientras más das, más terminarás recibiendo, como efectivamente te pasa y es lo que algunos llaman tu buena suerte.
Te quiero tal y como eres
Otra cosa que no puedo dejar de señalar de ti, Sagitario, es esa curiosidad de niño que siempre te hace querer aprender y buscar un poco más allá de todo lo que ves y aprendes, lo que finalmente, explica tu enorme amor por el conocimiento y por cultivar tu espíritu y tu mente, casi igual que cultivas tu cuerpo.
Siendo así, una de esas personas que sorprenden por ese equilibrio tan perfecto entre ambos elementos. Alguien que siempre tiene algo que enseñarme sobre casi cualquier cosa, porque todo te interesa y de todo quieres aprender.
Tu dulzura con los animales y los niños es otra cosa que me derrite de ti, aunque tenga que entender que, para quererte a ti, tengo que querer a tu enorme perro también (que acabo de sacar a pasear y que, a veces, me cela por no poder entender que, aunque lo quieres a él, me quieres a mi también)
Y es que claro, todo lo que quieres lo quieres a lo grande y quieres mucho de eso. La abundancia es otra cualidad que te identifica. Abundancia para dar y para recibir.
En definitiva, con esta carta sencillamente te quiero decir, lo agradecido que me siento con la vida por haberte acercado a mí y haber logrado que pusieras toda esa energía, esa curiosidad y esa generosidad al servicio de quererme.
Y mira que me asustaste y mira que intenté huir, hasta que me di cuenta de que nunca sería aceptado por nadie tanto como lo he sido por ti. Te amo “mi Sagitario” y te lo recuerdo, a kilómetros de ti.