Mi amado Leo, te escribo esta carta porque con el tiempo que llevo conociéndote (y no lo digo irónicamente, que sé cómo te tomas las cosas) he podido reflexionar sobre cuáles son las cosas que pueden hacer que alguien tan leal, generoso y romántico como tú, pueda sentir que no vale la pena luchar por una relación.
Sé que para ti, tu familia, tus amigos, tus hijos y, en general, tus seres queridos, lo son todo.
Sé que cuando te comprometes con algo o con alguien sientes que debes protegerlos de cualquier amenaza y no escatimas nada que puedas darle a esa persona, para ayudarle a salir de una mala situación o para que la evite.
Eres exquisito en el trato que sueles darle a tus seres queridos si te sientes correspondido.
Cosas que admiro de ti, Leo
Otra cosa con la que demuestras tu amor constantemente, es con tu gusto por enseñar todas las cosas que sabes.
Y lo haces con un entusiasmo y una alegría que es imposible que la otra persona no se sienta increíblemente estimulada a entender cualquier cosa que estés tratando de enseñarles.
Para ti la lealtad es fundamental, es por eso que te sienta tan mal la gente malagradecida, pero no solamente contigo, sino la gente malagradecida que, a diferencia de ti, creen que las cosas están dadas, que no es un milagro digno de respeto el derecho a vivir otro día, a ver la luz del sol, a respirar sintiéndose sanos y tranquilos.
Y es que claro, tú no eres así, para ti cada día es una aventura y cada pequeño milagro que te da la vida, tu salud, disfrutar de tus seres queridos, una buena comida, un hogar hermosamente decorado y la luz del sol, son cosas que te alegran el espíritu y que sabes agradecer tratando de aprovechar cada segundo, de amor, de libertad o de salud porque sabes que son regalos divinos.
Si así vives cada cada día ¿cómo no vas a enloquecer cuando te enamoras y esa sensación de agradecimiento por la vida se multiplica exponencialmente?
Tú sabes y eres muy consciente, de que encontrar a alguien con quien compartir tu vida, con quien conectar es un golpe de suerte casi tan esquivo como ganarse la lotería.
Es por eso que le pones tanto entusiasmo y tantas ganas y claro, es por eso también, que si no obtienes reciprocidad o ves que el otro ni siquiera se percata de la grandeza de amor, sientes una gran ira y esa se transforma inevitablemente en decepción.
Y es que siempre nos colocas en un pedestal y, a veces, es difícil no decepcionarte. Y sé que te cuesta mucho entender la falta de amor por la vida, por las cosas o la falta de luminosidad.
Pequeño tirón de orejas
Y entonces aquí, Leo, te tengo que decir algo porque te quiero y no me gusta verte sufrir, y es que tú crees que alguien desagradecido o que no aprecie la vida, está atacándote personalmente a ti, te está rechazando a ti directamente y te quiere hacer daño y eso es lo que te pierde y te hace enfadarte tanto.
Pero, en realidad, a veces, no consideras que, simplemente, hay personas que están en un momento más “oscuro” del que tú puedes entender y no debes juzgarles tan duramente, porque desde luego quien está lejos de la luz no está mejor que tú, ni tiene fuerzas para hacerte daño.
Si, mi vida, lo vas a volver a oír, es tu orgullo el que te provoca esa reacción, aunque a ti te guste pensar que es una indignación perfectamente razonada.
Y, aunque tengas razón y alguien incapaz de agradecer las cosas buenas que le da la vida está condenado a un triste destino, debes saber que tú no eres dios y que no es a ti personalmente a quien desprecian quienes no aprecian (valga la redundancia) lo que puedes darles.
Cuando logres entender eso, Leo, y no te enfades tanto con los demás por no ser tan entusiastas como tú, y que no puedes darle alegría a quien no puede recibirla y eso es suficiente castigo para esa persona, serás aún más noble, más generoso y mejor amante de lo que ya eres.
Y es que, me atrevo a decírtelo porque te amo, ese puede que sea, tu único defecto de verdad.
Sé, que aunque me arriesgo a qué te molestes, porque te parezca injusta mi apreciación, también sé, y esto es lo importante para mi, que gracias a mis palabras entenderás hasta qué punto te conozco, hasta qué punto te valoro y estoy pendiente de ti y hasta qué punto estoy comprometida contigo.
Nunca podrás decirme que no te supe apreciar, o que no te devolví con creces todo el amor, la entrega y la alegría que me has dado.