Mi querido Géminis, no sé ni por dónde empezar para tratar de explicarte los motivos por el que me he enamorado de ti porque creo que son infinitos.
Y sé que ante esta declaración, probablemente te reirías con esa sonrisa tuya tan burlona y me dirías que soy una exagerada mientras pones esa carita de niño travieso y me miras con esos ojos tan luminosos, aunque no siempre son tan claros como su enorme brillo me hace pensar.
E inmediatamente después cambiarías de tema, porque no te gusta nada que las cosas se pongan tan “intensas” como te gusta recordarme cada vez que me pongo demasiado “romántica” contigo.
Entonces, para callarme, empiezas a proponer cosas para divertirnos en la noche, o dices que vas a llamar a alguien, o que a lo mejor me quieres hacer una cena, o que tienes que trabajar, que mejor te pones a ello. Cualquier cosa que ayude a aligerar el ambiente.
Y me dejas así, después de haberte declarado mi amor, como si no hubiera dicho nada importante y, por supuesto, evitando responderme de vuelta si tú también me quieres.
Géminis, te daré siempre tu espacio
Aunque con esa sonrisa y esa forma tan fluida que tienes de hacer las cosas, bien podría interpretar que sí, pues pareces siempre muy alegre.
Pero yo sé que te encanta hablar y que siempre tienes que racionalizarlo todo y me doy cuenta de que eso de llamarme exagerada y cambiar tan velozmente de tema, significa que te lo estás pensando y que no sabes hasta qué punto deberías comprometerte.
Te conozco, Géminis, y aunque se que la semana pasada me querías y no tenías dudas sobre lo nuestro, no me extrañaría nada que algún detalle o gesto mío, encendiera tu máquina de pensar y disertar y te estuvieras preguntando si de verdad me quieres tanto.
Y es que cambiar de tema es una de tus especialidades, sobre todo cuando algo te incomoda, hablar de cualquier cosa, inventar algo que tienes que hacer para muy simpáticamente salir huyendo lo más lejos posible.
No me importa, te conozco demasiado para saber que te agobias con facilidad cuando te sientes comprometido o arrinconado emocionalmente. Necesitas espacio y la verdad es que yo también.
Sabes que tu necesidad de cambiar de tema no va a provocar el menor resentimiento en mí (no me serviría de nada, luego de tanto años junto a ti ya estoy segura que me correspondes) y además, a ninguno de los dos nos gusta estarnos regodeando en estas cosas.
«Claro que te quiero»
Me dirías tú, querido Géminis, si me pusiera insistente, pero dejarías de quererme un poquito si te arrincono y me vuelvo demasiado sentimental cuando estás pensando en tus cosas.
Así que no lo haré, porque sé que tus dudas son necesarias para sentir que estás conmigo porque en verdad quieres estar.
Sé que esto te lo preguntas todos los días desde el día en que me conociste, y sería yo muy tonta si no te dejará creer que todo, absolutamente todo en esta relación, tiene que ver con tu exclusiva decisión, Géminis.
Odias sentirte manipulado o coaccionado y tiendes a sentirlo con demasiada facilidad, por lo que yo he aprendido que la única forma en que me prestes atención es diciéndote las cosas muy tranquila y fríamente, como al descuido.
Exponiendo los hechos de forma organizada y aséptica, ya que no soportas las escenas y me amas porque soy incapaz de hacerte una.
Lo único que sucede es que hoy me desperté con ganas de decirte que te amo, decírtelo de nuevo, así por escrito, sin estar delante para observar tu mirada tan infantil y satisfecha.
Y así permitirte alegrarte el día, conmoverte y quererme tú a mí también, sin necesidad de que salgas corriendo o de que sigas eternamente jugando a que no puedo poseerte.