Alejandro Amenábar ha vuelto a las esferas del celuloide tras cinco años de silencio desde su última película, “Mar Adentro”, y lo hace con una historia épica, ” una de romanos ” .
En “Agora” nos cuenta la historia de la bella Hipatia, personaje real que vivió en la mítica ciudad de Alejandría en el siglo IV. S
egún las palabras de su autor esta película es la más espectacular que ha hecho, pero también tiene algo de personal.
Comenzó siendo un proyecto que hablara sobre el descubrimiento de las estrellas y de ahí, conectó con la historia de Hipatia, célebre astrónoma, erudita y filósofa del último período del mundo greco-romano o antiguo, para acabar contando el momento histórico del declive de una de las ciudades más importantes que albergaba toda la sabiduría y conocimiento de esa época.
Ágora La Nueva Película de Aménabar
Recrear la ciudad tal cual era hace más de 1.500 años ha sido todo un logro de la era digital, poder contemplar el famoso Faro de 45 metros de altura o la mítica Gran Biblioteca de Alejandría, junto con la asimilación de la situación social, cultural y política de la ciudad, hacen de Agora una película que nos devuelve al cine histórico, pero con alma, a la altura del Espartaco de Stanley Kubrick.
En Alejandría convivían cristianos, paganos, judíos y esclavos, Agora nos habla de cómo la comunicación entre los diferentes bandos se va degenerando hasta que todo explota en violencia y fanatismo religioso. Amenábar ha querido reflejar una visión sobre la integración de los diferentes modos de pensar.
“Todos hemos de convivir en este agora, de lo que se trata es de que no nos matemos los unos a los otros por un ideal” dice el autor, que encuentra también un paralelismo de su obra con la situación política actual: “el Imperio Romano es Estados Unidos y Alejandría es Europa”
Hipatia tiene el rostro de Rachel Weisz en Agora y ésta asegura que no conocía su historia hasta que leyó el guión de Amenábar. Su personaje tiene mucha fuerza, ya que es la única mujer en un mundo de hombres, además posee el peso de encarnar a un personaje real, aunque en la cinta del director chileno-español, el noventa por ciento de los personajes no son ficticios, al igual que la historia que desentraña.

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