Es normal que, envueltos en una situación tan inédita como la que ha generado el Coronavirus y, teniendo más tiempo que de costumbre para pensar, podamos caer en la tentación de llenarnos la cabeza de pensamientos negativos.
Pensamientos que, no solamente harán menos productivo y creativo el confinamiento, sino que pueden bajar nuestras defensas y exponernos con mayor facilidad a todo tipo de malestares oportunistas, que poco o nada tendrán que ver con el famoso virus.
Además, quienes conviven con sus familiares, parejas o tengan niños a su cargo, deben tener en cuenta que las emociones se transmiten, contagiando el entorno dónde nos encontramos y convivimos.
Y, por una cuestión de responsabilidad, es necesario proteger a nuestros seres queridos del estrés y la angustia a la que nos puede conducir una mala gestión de nuestras emociones y pensamientos negativos.
Ocúpate en vez de preocuparte
Antes que nada, reconoce cuál es el diálogo interno, atajando a esa voz que nos lleva a angustiarnos sin necesidad. Tener pensamientos positivos no implica ser ciegos y sordos a una realidad mundial, sino encontrar la manera de enfocar las cosas de otra manera para no dejarnos atrapar por el miedo y las emociones negativas.
Es importante darnos cuenta cuándo nos estamos autosaboteando a través de pensamientos alarmistas sobre el futuro y sobre cosas sobre las que no tenemos ningún control.
Hay un dicho muy sabio que dice:“Si tienes un problema y no tiene solución, ¿para que te preocupas? Y si tiene solución, ¿para que te preocupas?.
Por ejemplo, podemos hacernos una cantidad de preguntas sobre nuestro futuro laboral o económico. Pero, debemos tener en cuenta que estamos viviendo una situación tan inusual en nuestro pasado reciente, que nadie sabe lo que pasará en el futuro o cómo terminará todo desarrollándose al final.
Así, como hace unos meses, ni nos imaginábamos que nos encontraríamos en este momento de incertidumbre, es imposible prever lo que va a suceder. Es mejor, optar por ser más conscientes para no caer en ese estado de angustia que nos lleva directos a la preocupación.
¿Y cómo hacerlo? Pues sencillamente ocupando nuestra mente con otro tipo de menesteres que la mantengan distraída. Siempre acorde al gusto e interés de cada uno.
Adelantarnos a los acontecimientos y, sobre todo, hacerlo para imaginar los peores escenarios posibles, no es más que un método de tortura autoinfligida que debemos desechar.
Estrategias para evitar los pensamientos negativos
- No descuides tu cuidado personal: Es necesario para gestionar mejor el aislamiento y nuestro cambio de rutina que no perdamos los hábitos esenciales. Cosas simples como cepillarnos los dientes, elegir la ropa que nos apetezca vestir o abordar el día con el mismo entusiasmo de siempre, viendo además las cosas positivas que esta temporada nos trae. Como, por ejemplo, disfrutar cada día de un desayuno relajado y delicioso solos o en compañía, como si fuera un domingo.

- Practica el agradecimiento cada día: Dar las gracias frecuentemente por lo que tenemos (salud, familia, libertad, tiempo, etc) y a las que no solemos dar valor durante el día a día, es una de las mejores cosas que podemos hacer para generar en nosotros una actitud positiva.
- Darnos un descanso en el seguimiento de las noticias y dosificar la información: No es bueno estar todos los días siguiendo cada una de las noticias o las cifras con las que continuamente nos bombardean los medios sobre la crisis del coronavirus. Es bueno tomarnos un tiempo para evadirnos de esto y practicar la higiene mental, ya que nuestro espíritu y nuestra calma nos lo agradecerá.
- Mente sana in corpore sano: Practica algún ejercicio físico o alguna rutina corporal. El yoga, la gimnasia o el baile son cuestiones que no debemos descuidar para mantener una buena salud y mejorar nuestro estado de ánimo. Hoy en día abundan los métodos para que podamos practicar algún tipo de ejercicio sin importar que nos veamos en la necesidad de vernos confinados. Juegos electrónicos , tutoriales de internet o sencillamente practicar unos pasos de baile con nuestra pareja o hijos, nos ayudará a relajarnos y liberarnos del estrés y de los sentimientos negativos.
- Diviértete y ríete en la medida de lo posible: Las personas que tienen hijos deben aprovechar la magnífica energía de los niños y compartir juegos y diversión con ellos que son expertos en sacar lo mejor de cada instante. Y si no es tu caso, intenta invertir algo de tiempo buscando o haciendo cosas que te saquen tu buen humor o que te hagan gracia. La risa es un gran remedio para mantener a raya las malas energías y los pensamientos negativos.